"‎LOS PUEBLOS, LOS HOMBRES SE ENFRÍAN POR AUSENCIA DE ESPÍRITU. PERO ESTAMOS NOSOTROS, CON PEDERNAL Y YESCA, CON MELODÍAS Y CANTARES, POEMAS Y REFLEXIONES , ALTO DESVELO Y SUEÑOS DE TODO TIPO, PARA ENTIBIAR LAS HORAS DE AQUELLOS QUE NO QUIEREN CONGELARSE."
-Atahualpa Yupanqui-

desde "LA CANCIÓN VERDADERA" un libro de Victor Heredia

"...A. Yupanqui nunca cedió un palmo ante el avance de artistas que desde la mediocridad hicieron tanto daño a la cultura como el éxito económico que obtuvieron, preservó con hidalguía su forma y honró los contenidos. La canción popular también se ha fortalecido desde su verdad y vence la propia añoranza y el embate de los medios que la ignoran. No le quita el sueño resistir, ella sigue alumbrando el camino día a día en cuanta reunión de jóvenes reverbera una guitarra..."



miércoles

"SIN LÁGRIMAS" TANGO

FOTO: JAQUELINE SIGAUT
Tango 1941
Música: Charlo
Letra: José María Contursi

CANTANTE: JAQUELINE SIGAUT
Esta personal cantante hace un perfecto equilibrio entre la francesita que sugiere su nombre y la morocha argentina y de barrio que sostiene su esencia. Dueña de un registro de soprano dramática, Sigaut canta tango, - genero al que se dedica continua y exclusivamente desde 1985 - de forma particular. Su voz es cálida y su interpretación sentida desde la profundidad de su ser. Sigaut escapa a cualquier estereotipo, y aporta una visión femenina y actual del tango.
No sabes cuánto te he querido,
como has de negar que fuiste mía;
y sin embargo me has pedido
que te deje, que me vaya,
que te hunda en el olvido.

Ya ves, mis ojos no han llorado,
para qué llorar lo que he perdido;
pero en mi pecho desgarrado...
sin latidos, destrozado,
va muriendo el corazón.

Ahora, que mi cariño es tan profundo,
Ahora, quedo solo en este mundo;
qué importa que esté muriendo y nadie venga
a cubrir estos despojos, ¡qué me importa
de la vida! Si mi vida está en tus ojos.

Ahora que siento el frío de la muerte,
ahora que mis ojos no han de verte...
qué importa que otro tenga tus encantos,
si yo se que nunca nadie puede amarte
tanto, tanto como yo te amé.

No puedo reprocharte nada
si encontré en tu amor la fe perdida;
con el calor de tu mirada
diste fuerzas a mi vida,
pobre vida destrozada.

Y, aunque mis ojos no han llorado,
hoy, a Dios rezando le he pedido...
que si otros labios te han besado,
y al besarte te han herido,
que no sufras como yo.


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