"‎LOS PUEBLOS, LOS HOMBRES SE ENFRÍAN POR AUSENCIA DE ESPÍRITU. PERO ESTAMOS NOSOTROS, CON PEDERNAL Y YESCA, CON MELODÍAS Y CANTARES, POEMAS Y REFLEXIONES , ALTO DESVELO Y SUEÑOS DE TODO TIPO, PARA ENTIBIAR LAS HORAS DE AQUELLOS QUE NO QUIEREN CONGELARSE."
-Atahualpa Yupanqui-

desde "LA CANCIÓN VERDADERA" un libro de Victor Heredia

"...A. Yupanqui nunca cedió un palmo ante el avance de artistas que desde la mediocridad hicieron tanto daño a la cultura como el éxito económico que obtuvieron, preservó con hidalguía su forma y honró los contenidos. La canción popular también se ha fortalecido desde su verdad y vence la propia añoranza y el embate de los medios que la ignoran. No le quita el sueño resistir, ella sigue alumbrando el camino día a día en cuanta reunión de jóvenes reverbera una guitarra..."



viernes

REFLEXIONES DEL MAESTRO OSVALDO PUGLIESE

FOTO: OSVALDO PUGLIESE
Profeta, yo? ¡No!: soy un laburante como cualquiera, ni más ni menos (...). Soy un poroto, un tornillo de la máquina tanguera (...)".
"Soy un laburante porque así hay que defenderse en la vida. Los músicos dejaremos de ser laburantes para ser trabajadores sólo cuando cambien las condiciones políticas y el sistema, pero ahora no".
"Nunca me considero un artista, sino un laburante de la música. Y un laburante bastante cómodo, porque trabajar, trabajan los de las fábricas, el puerto. Pero digo que siempre me sentí uno más".
"La orquesta la armé en el 39. Me acuerdo que al poco tiempo ya tenía bailarines que me seguían y gritaban, ¡ese, ese, ese, la barra de Pugliese! Me gustaba pero yo me decía 'quedate ahí Osvaldo, no te agrandés, no fanfarronées'. Había veces que estaba en cana y me reemplazaba en el piano un primo mío que era policía".
"Yo formé el sindicato nuestro en el año 35, porque hasta entonces los músicos populares no lo habíamos tenido. Fue un movimiento monstruoso, pero como consecuencia de la falta de experiencia de algunos, empezaron las divisiones. Sin embargo, recuerdo que todos demostraron siempre combatividad y finalmente se consiguió mejor salario, descanso semanal y finalización de la jornada laboral a las cuatro".
"Más que la fama, importa situar a la gente dentro del corazón. Yo he trabajado desde pibe, y la gente ha simpatizado con este carcamán que soy, pero no me siento superior a nadie. Cuando veo a los que trabajan en la calle, con el martillo, con la pala, pienso siempre que son trabajadores y arquitectos de la vida".
"Soy un laburante de la música popular desde los 15 años. Antes, trabajé para una fábrica de joyas, pero me dieron el raje; para una empresa maderera, y me dieron el raje; en una fábrica de muñecas, y me dieron el raje. El único lugar donde no me dieron el raje fue en la música, y bueno, aquí me quedé. (...) Hay que tener los pies en la tierra y no la cabeza en la humareda.(...) Yo me siento un laburante. Soy, humildemente, un trabajador de la música popular".
"¿Maestro? ¡Maestro viruta! ¿Qué maestro? ¡Un rasca atorrante, eso es lo que soy! Y con la orquesta somos el conjunto de los atorrantes unidos. Yo no soy maestro. No me gusta enseñar, porque no tengo la suficiente capacidad pedagógica.
"Yo soy un laburante de la música popular, punto y raya. ¿Ídolo? No...Muchas veces voy por la calle y la gente me saluda y me dice: Chau, maestro, y yo les contesto: ¿Maestro? Maestro Ciruela. Quizá los jóvenes no lo sepan, pero antes a los maestros se los cargaba así".
"Nosotros éramos laburantes del trabajo del tango. Para decirlo vulgarmente, rascábamos donde teníamos un lugar donde tocar. El proceso del crecimiento y de la popularidad de la orquesta se consolidó a partir del café El Nacional y de radio El Mundo. Y más que nada, a partir del apoyo que tuvimos en los clubes de Avellaneda, Gerli y Dominico. A los clubes 'grandes' ingresé posteriormente, después de haber ganado la partida en estas instituciones más pequeñas. Estas se caracterizaban por estar integradas por gente trabajadora. Y ellos fueron quienes nos impulsaron, para trabajar más tarde en clubes de mayor importancia. Allí recibimos nuestro primer impulso. Después vinieron los demás barrios: todo ocurrió gradualmente".
"Todos los días le hago los cuernos al diablo, pero cuando llegue la hora del espiche diré: 'Bueno muchachos, llegué hasta aquí, me las tomo, sigan ustedes'. (...) Si al final...¿yo qué hice? Tangos. Eso es todo".

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