"‎LOS PUEBLOS, LOS HOMBRES SE ENFRÍAN POR AUSENCIA DE ESPÍRITU. PERO ESTAMOS NOSOTROS, CON PEDERNAL Y YESCA, CON MELODÍAS Y CANTARES, POEMAS Y REFLEXIONES , ALTO DESVELO Y SUEÑOS DE TODO TIPO, PARA ENTIBIAR LAS HORAS DE AQUELLOS QUE NO QUIEREN CONGELARSE."
-Atahualpa Yupanqui-

desde "LA CANCIÓN VERDADERA" un libro de Victor Heredia

"...A. Yupanqui nunca cedió un palmo ante el avance de artistas que desde la mediocridad hicieron tanto daño a la cultura como el éxito económico que obtuvieron, preservó con hidalguía su forma y honró los contenidos. La canción popular también se ha fortalecido desde su verdad y vence la propia añoranza y el embate de los medios que la ignoran. No le quita el sueño resistir, ella sigue alumbrando el camino día a día en cuanta reunión de jóvenes reverbera una guitarra..."



domingo

"CAMPO AFUERA" MILONGA

FOTO: RODOLFO BIAGI
1939
Música: Rodolfo Biagi
Letra: Homero Manzi
Rodolfo Biagi (14 de marzo de 1906, en San Telmo, Buenos Aires, Argentina - † 24 de septiembre de 1969), Buenos Aires, fue un director de orquesta, compositor y pianista argentino cuyo apodo era "Manos brujas" y que es considerado una importante figura vinculado a la música de tango. Desde 1935 hasta 1938 se desempeñó como pianista de la orquesta de tango de Juan D´Arienzo. En 1938 fundó su propia orquesta típica.
Su estilo de ejecución tendió a favorecer al bailarín con un ritmo nervioso y hasta por momentos monótono. Como compositor se le recuerda especialmente como autor de la música del tango Indiferencia y de la milonga Campo afuera con versos de Homero Manzi

Ya sé que me has olvidado.
Ya sé que te fuiste lejos.
Ya sé que con mis consejos
no te voy a enderezar.
Ya sé que no hay más destino
que abrir todas las tranqueras
y galopar campo afuera
para poder olvidar.

Ya ves,
me han dejado triste
tus ojos engañadores.
Ya ves,
coseché dolores
al arar tu soledad.
No sé
si al verme tan lejos
tendrás arrepentimientos.
No sé...
pero lo presiento
que al fin me vas a llorar.

Cuando palpité tu olvido,
cuando vi que estabas ida
quise amarrarte a mi vida
con un tiento de ilusión.
Y al comprender que eras otra,
que no eras mi compañera,
busqué rumbear campo afuera
para engañar el amor.

No quiero alardear de fuerte
¡diciendo que te he olvidado!
Sé que estarás a mi lado
caliente como un rencor.
Pero si existe el castigo
de recordar lo pasado,
ese castigo obligado
lo sufriremos los dos.



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