Tango 1944
Música: Enrique Francini
Letra: Julián Centeya
FRANCINI...."Fue parte del movimiento renovador que encabezaron Galván, Piazzolla, Troilo y Salgán y en el que alternó lucidamente como ejecutante, como director y como compositor. Número uno, juntamente con Simón Bajour, entre los cultores del virtuosismo violinístico en el tango, surgió al plano profesional entre los valores más auténticos de la Generación del Cuarenta (...) Violín de llamativa seguridad, vibrato medio, depurado e inconfundible sonido y prodigiosa mano izquierda, se ha caracterizado, además, por una personal manera de dividir la frase musical. " HORACIO FERRER
Música: Enrique Francini
Letra: Julián Centeya
FRANCINI...."Fue parte del movimiento renovador que encabezaron Galván, Piazzolla, Troilo y Salgán y en el que alternó lucidamente como ejecutante, como director y como compositor. Número uno, juntamente con Simón Bajour, entre los cultores del virtuosismo violinístico en el tango, surgió al plano profesional entre los valores más auténticos de la Generación del Cuarenta (...) Violín de llamativa seguridad, vibrato medio, depurado e inconfundible sonido y prodigiosa mano izquierda, se ha caracterizado, además, por una personal manera de dividir la frase musical. " HORACIO FERRER
La vi llegar...
¡Caricia de su mano breve!
La vi llegar...
¡Alondra que azotó la nieve!
Tu amor -pude decirle- se funde en el misterio
de un tango acariciante que gime por los dos.
Y el bandoneón
-¡rezongo amargo en el olvido!-
lloró su voz,
que se quebró en la densa bruma.
Y en la desesperanza,
tan cruel como ninguna,
la vi partir sin la palabra del adiós.
Era mi mundo de ilusión...
Lo supo el corazón,
que aún recuerda siempre su extravío?.
Era mi mundo de ilusión
y se perdió de mí,
sumándome en la sombra del dolor.
Hay un fantasma en la noche interminable.
Hay un fantasma que ronda en mi silencio.
Es el recuerdo de su voz,
latir de su canción,
la noche de su olvido y su rencor.
La vi llegar...
¡Murmullo de su paso leve!
La vi llegar...
¡Aurora que borró la nieve!
Perdido en la tiniebla, mi paso vacilante
la busca en mi terrible carnino de dolor.
Y el bandoneón
dice su nombre en su gemido,
con esa voz
que la llamó desde el olvido.
Y en este desencanto brutal que me condena
la vi partir, sin la palabra del adiós...
Apasionate tu espacio, no tengo blog pero te sigo esta estupendo.
ResponderEliminarSaludos MARAM