¡Quién pudiera contarnos tu historia a contramano, un barrio, siempre el mismo, siempre el mismo ese cielo, tu pollera cortona flotando en el verano que hacía demorarse el sol sobre tu pelo! Llevarte, milonguita, hacia atrás, de la mano, allí donde Chiclana pone a tus pies el suelo que taconeó tu gracia en tiempo tan lejano y dejarte clavada, mariposa sin vuelo. Yo sólo pediría que el tango no cumpliera el fangoso destino que señaló tu muerte y el tiempo del verano aquel se detuviera. Y quisiera, Estercita, verte alguna mañana con el sol en tu trenza, contenta con la suerte de ser siempre la piba más linda de Chiclana.
-Nyda Cuniberti -